Levantáos, drugos.
Ahora los galgos fumamos adentro del círculo con esquinas rotas, algunos se quedan y otros se van, pero al final son siempre los mismos los que despreciamos la mantequilla de caviar. Todas las monedas en los bolsillos, y todas las piedras adentro de la sala, que han comenzado a honrar al judío alemán. La vigilia con sed de revolución, en espera del reconocimiento de la Valkiria criollérrima, se acerca al segundo en pie. Y se erigen las estatuas de uniforme, para que no se vuelvan a caer.
6 Comments:
At 3:54 p. m., Bittersweet toujours said…
y nadie opina
At 4:52 p. m., max said…
salvo yo
At 12:47 p. m., Bittersweet toujours said…
Sí, como no.
At 11:09 p. m., max said…
dense una vuelta por aca, compañeros de generación sin mayusculas
At 11:52 p. m., Anónimo said…
será porque sos un incomprendido social
At 2:24 a. m., max said…
puede ser, enmascarado mierda de hombre, puede ser.
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